Lamento de un comerciante

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Hallado en la aldea de Riscos del Monarca, escrito con una letra densa e inclinada

A mi querido hermano Paolo: Cómo añoro la civilización. Cómo añoro los mercados de Rialto, donde de todo se puede vender y comprar. Imagínate cómo sería vender Azoth a los príncipes de Europa. ¡Imagínate las ganancias, Paolo! Me dan ganas de llorar. Sin embargo, hasta el comercio interno es complicadísimo en esta horrible isla. El muro de tormenta supone un riesgo inasumible para el comercio marítimo. Y claro, ya sabemos todos lo que pasó con los caballos. Ya podemos olvidarnos de que tiren de nuestros carros. Así están las cosas: tenemos que caminar y arrastrar nuestras propias caravanas. El ritmo del comercio se limita a la velocidad de los hombres. Es una barbaridad pura y dura. ¿Cómo podemos progresar como sociedad sin un comercio sencillo y sin restricciones? Ni te molestes en contestar, Paolo. Simplemente, no es posible. La vida sin ganancias es fútil...