Silencio

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Páginas del libro «El Rey Esmeralda»

Los insensatos hacen caso omiso de estas advertencias, y los sabios disfrutan de esta tierra tranquilamente. Disfrutamos de su abundancia con respeto. Evitamos el bullicio y el clamor de la batalla. No cantamos. No bailamos. No nos atrevemos siquiera a silbar. Alzar la voz es llamar su atención, como al pisotear unas flores repletas de polen. Cada ruido resuena con un fragmento de su melodía. Después, sus palabras van a tu encuentro. Cuando la lombriz empieza a excavar, no hay forma de detenerla. Si empiezas a bailar, no hay forma de evadir ese olvido sonriente. ¿Has oído su música? ¿Has visto a la Reina Esmeralda?